Las granadas son conocidas por sus nutrientes cardiosaludables, que ayudan a prevenir las cardiopatías, la hipertensión y la inflamación. Se ha descubierto que el zumo de granada tiene tres veces más actividad antioxidante que el vino tinto y el té verde.
La piel de la granada es gruesa y no comestible, pero en su interior hay cientos de semillas, también llamadas arilos, que pueden consumirse crudas o transformarse en zumo de granada. Una taza de arilos contiene 7 gramos de fibra, 3 gramos de proteínas y el 30% de la ingesta diaria recomendada de vitamina C.