Este mes de diciembre, como ya se ha vuelto tradicional, el Comité de Cítricos de Frutas de Chile, llevó a cabo la “Jornada de Fruticultura 2025”, una instancia que busca entregar contenidos técnicos, de mercado, así como avances en investigaciones a nivel nacional para mejorar la productividad y calidad de los cítricos chilenos de cara a la próxima temporada y para la sustentabilidad y competitividad del sector.
Al respecto, el presidente del Comité de Cítricos de Frutas de Chile, Juan Enrique Ortuzar, junto con destacar la calidad de los expositores, indicó: “Otra Jornada de Citricultura que se cierra con una excelente convocatoria de auspiciadores, expositores, productores y exportadores. Nos sorprendió el apoyo que tuvo la jornada, tanto en participación como en la calidad de los expositores e investigadores que presentaron sus trabajos. Todos los productores se van con tareas de cómo ir mejorando sus producciones para lograr, cada vez, una mayor excelencia productiva. Entonces, desde ese punto de vista se cumplió plenamente el objetivo”.

Ortuzar relevó, además, la presencia de destacados analistas de mercado, como Mark Greenberg, quien “nos explicó muy bien la situación de nuestro mercado principal, Estados Unidos, así como también las posibilidades que tenemos de comercialización para el futuro”.
La jornada fue inaugurada por Iván Marambio, presidente de Frutas de Chile, quien centró su presentación en describir la importancia del sector exportador de frutas para la economía del país y la generación de empleos, así como también los desafíos futuros de la industria, donde se busca crecer de manera sustentable.

Marambio, explicó que la industria frutícola chilena atraviesa un momento histórico tras alcanzar un récord de 8.500 millones de dólares en exportaciones y superar por primera vez los 3 millones de toneladas enviadas al exterior. Este crecimiento posiciona al sector como el segundo motor exportador del país, después del cobre.
En cuanto a las frutas exportadas, destacó el liderazgo de la cereza, que ya supera en volumen y valor a la uva y la manzana. Además, relevó el desempeño récord de los cítricos con 500.000 toneladas exportadas.
Pese al éxito comercial, el líder de los fruteros precisó que el sector enfrenta desafíos complejos como el cambio climático, que afecta la logística portuaria mediante marejadas y altera los ciclos productivos con olas de calor. Ante esto, observó que la estrategia de Frutas de Chile para seguir creciendo se enfoca en la sostenibilidad y la innovación tecnológica, proponiendo la desalinización impulsada por energía solar como una solución definitiva para la escasez hídrica.
El objetivo final, concluyó, es consolidar un relato de “fruta verde” que permita seguir diversificando mercados —con la mira puesta en el norte de África— y mantener la competitividad en un entorno geopolítico dinámico entre sus principales socios, China y Estados Unidos.

La jornada se dividió en módulos sobre manejo integrado de plagas, fitopatología, manejos productivos y análisis de mercado.
En el caso del manejo integrado de plagas, Natalia Olivares, investigadora y entomóloga Biopestagro, abordó los «Avances de investigación en estudios de estacionalidad de pseudocóccidos en cítricos» y «Tuckerellidos: reconocimiento, estacionalidad y manejo en cítricos».
En el caso del estudio sobre pseudocóccidos en cítricos, Olivares describió dos pilares fundamentales: La biología y fenología, y la estrategia de manejo. En el primer caso, se ha determinado que especies como Pseudococcus longispinus presentan al menos tres generaciones por temporada. El periodo crítico de daño ocurre entre diciembre y febrero (segunda generación), cuando las ninfas colonizan el fruto.
En cuanto a estrategias de manejo, indicó que el conocimiento de la estacionalidad permite identificar el «momento óptimo de control», enfocando las aplicaciones en los estadios ninfales más vulnerables. La profesional observó que es crucial implementar un Manejo Integrado de Plagas (MIP) basado en el monitoreo constante con herramientas técnicas (lupas estereoscópicas) para combinar eficazmente el control biológico y químico.

En lo que se refiere a los tuckerellidos, un grupo de ácaros que inciden en un alto porcentaje de rechazos cuarentenarios, la investigadora de Biopestagro, precisó que estos ácaros, caracterizados por su color rojo anaranjado y movimientos lentos, suelen refugiarse en las grietas de la corteza y bajo los sépalos de los cítricos. Mientras que su presencia podría provenir de vegetación no comercial cercana que actúa como puente hacia los huertos frutales, un punto a tener en consideración, durante el monitoreo y su control.
El manejo propuesto por Olivares se basa en la diferenciación visual precisa de sus huevos y adultos, lo que, permite aplicar estrategias de control más dirigidas, y la implementación de un MIP que combina el control convencional con el biológico.

Por su parte, Pilar Larral, investigadora y entomóloga Biocea, analizó dos temáticas: “Identificación y monitoreo de Tortricidos asociados a cítricos” y “Efectividad de acaricidas en el control de Brevipalpus chilensis en cítricos”.
En el caso de tortricidos, Larral propuso un enfoque preventivo y técnico para su manejo. En este sentido, observó que el monitoreo debe comenzar puntualmente a partir de los periodos de floración y cuaja, que es cuando las larvas suelen colonizar los racimos florales y frutos recién formados. Destacó, a la vez, como clave el uso de trampas de feromonas, así como el seguimiento de la fenología de la plaga.
Sobre la efectividad de los acaricidas, la investigadora de Biocea, sostuvo que la efectividad de ellos contra Brevipalpus chilensis no depende exclusivamente de la molécula utilizada, sino que también de su integración en un sistema de manejo que priorice la selectividad y la precisión técnica.

Agregó que dado que la B. chilensis busca refugios profundos como los sépalos (rosetas) del fruto, la efectividad se pierde si no hay un cubrimiento (mojamiento) total del árbol. Recomendando el uso de aceites minerales o vegetales como coadyuvantes para mejorar la adherencia y penetración. Asimismo, indicó que la efectividad máxima se logra cuando las aplicaciones coinciden con los periodos críticos de colonización del fruto (generalmente de diciembre a febrero en Chile), que deben ser precedidas por un monitoreo riguroso que detecte el inicio de la movilidad de las ninfas.
Los “Desafíos fitosanitarios del sector frutícola”, fueron abordados por Miguel Canala-Echeverria, gerente general de Frutas de Chile, quien destacó una agenda fitosanitaria enfocada en la expansión y facilitación del comercio citrícola, resaltando a México como un mercado estratégico de alta calidad que ya opera bajo System Approach para limones, naranjas y mandarinas.
En Asia, dijo que se avanza en negociaciones con Indonesia para evitar tratamientos de frío que dañan la fruta, mientras que en Estados Unidos se celebra el retorno del arancel 0% para las naranjas debido al desabastecimiento local.

Por otro lado, el dirigente manifestó una profunda preocupación por la seguridad fitosanitaria del país ante el avance de la mosca de la fruta. Denunció que el ingreso de plagas está vinculado a bandas criminales y contrabando de productos que son ingresados de manera ilegal por el norte. Por ello, dijo que urge modernizar el SAG mediante cambios legislativos que aumenten las multas y la automatización de las inspecciones. Además, mencionó que junto al SAG, Frutas de Chile impulsa la digitalización total de los procesos exportadores (ePhytos), eliminando los costos y demoras asociados a la documentación física.

En este módulo se trataron temas como: “Oídio (Erysiphaceae) en cítricos: monitoreo, prevención y manejo integrado”, que fue entregado por la Dra. Sylvana Soto, investigadora y fitopatóloga Biopestagro. Seguida por la exposición «Rol del microbioma del suelo en nuevas estrategias de manejo para Fusarium en cítricos» de la Dra. María Alejandra Garzón, postdoctorante e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
La Dra. Sylvana Soto, explicó que el Oídio es una enfermedad cuya importancia ha crecido debido a su impacto en la calidad estética y productiva de los frutos, proponiendo abordar la enfermedad no solo con aplicaciones químicas, sino que integrando el monitoreo climático y la susceptibilidad de la variedad.

Por otra parte, la Dra. Garzón precisó que el microbioma del suelo es un componente fundamental para desarrollar una estrategia integrada contra las especies de Fusarium que causan la «pudrición seca» en cítricos. El estudio del microbioma permite identificar microorganismos nativos con potencial como fungicidas microbianos, destacando el uso de cepas de Trichoderma spp. para el control de la enfermedad, por ejemplo, en naranjos.
Garzón enfatizó que conocer la composición de las comunidades microbianas del suelo es clave para entender por qué ciertos huertos presentan mayor resiliencia ante el patógeno.

El módulo sobre mercados fue desarrollado por Isabel Quiroz, directora de iQonsulting, con la exposición “Cambios en la oferta mundial de cítricos. Oportunidades que se abren para Chile”; y Mark A. Greenberg, presidente & CEO de Capespan North America, quien desarrolló el tema: «La dinámica del mercado estadounidense para los cítricos de verano».
Quiroz destacó la impresionante evolución de Chile en la industria citrícola, pasando de ser un actor casi inexistente a consolidarse como una potencia del hemisferio sur. Actualmente, el país lidera las exportaciones de clementinas con un 61% de participación en dicho hemisferio y ocupa posiciones competitivas en mandarinas (16%) y limones (9%), destacando en estos últimos por su alta calidad cosmética y precios competitivos.

Según la experta, este éxito se debe a un cambio drástico en los estándares de calidad de la fruta chilena, lo que le ha permitido competir de igual a igual con referentes históricos como Sudáfrica y desplazar a otros proveedores en mercados estratégicos.
No obstante, Quiroz comentó sobre el riesgo crítico de la dependencia de un «monomercado», ya que, más del 95% de las exportaciones de naranjas, mandarinas y clementinas se concentran en Estados Unidos. Para asegurar la sostenibilidad a largo plazo, propuso diversificar la oferta mediante ajustes varietales que satisfagan los gustos del mercado asiático (especialmente China), explorar el nicho de limones orgánicos y potenciar la producción sustentable como un factor de diferenciación.

Por su parte, Mark Greenberg destacó que Chile es el proveedor dominante de cítricos de verano en Estados Unidos, con una cuota de mercado del 58% y envíos que superan las 414.000 toneladas anuales.
“Su éxito se basa en una calidad consistente que genera confianza en los minoristas norteamericanos y en ventajas logísticas únicas, como la facilidad de acceso a todas las costas de EEUU y la posibilidad de realizar fumigaciones frente a problemas fitosanitarios, una herramienta que otros competidores no poseen”, remarcó.
Sin embargo, Greenberg advirtió que esta posición de liderazgo conlleva riesgos estructurales debido a la extrema dependencia del mercado estadounidense y la falta de flexibilidad para desviar fruta hacia otros destinos. Además, señaló que la industria chilena está muy fragmentada, lo que provoca que los exportadores terminen compitiendo entre sí (especialmente en precios) por los mismos programas de comercialización, diluyendo su poder de negociación.

En el último módulo de la jornada, la Dra. Johanna Mártiz, académica e investigadora de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la PUC, y especialista en fisiología y producción de cítricos, expuso “¿Cómo el clima afecta el crecimiento de los frutos cítricos y qué herramientas de manejo sostenibles podemos usar para mejorarlo?”. Mientras que el Dr. Thomas Fichet, ingeniero agrónomo, profesor asociado de Universidad de Chile abordó el “Uso de fitorreguladores en cítricos para mejorar producción y calidad”.
Mártiz explicó que el cambio climático ha intensificado el impacto del entorno en la fisiología de los cítricos, alterando procesos metabólicos como la floración, el cuajado y la maduración. El estrés térmico e hídrico, explicó, no solo desvía los recursos energéticos de la planta, sino que afecta directamente la acumulación de color, la acidez y el calibre final del fruto.

Para mitigar estos efectos, propuso un enfoque de precisión y resiliencia basado en: la gestión del estrés a través del uso de bioestimulantes y reguladores de crecimiento para proteger la maquinaria hormonal de la planta ante temperaturas extremas. Asimismo, dijo que es importante la selección de portainjertos resilientes que soporten fluctuaciones hídricas y un manejo nutricional balanceado que asegure un desarrollo óptimo bajo condiciones adversas.
En tanto, el Dr. Thomas Fichet señaló que los fitorreguladores son herramientas esenciales para optimizar la citricultura, siempre que se utilicen con precisión técnica. Su función principal es manipular la fisiología de la planta para maximizar dos frentes: la productividad (cuaja y tamaño) y la calidad comercial (raleo y coloración), interviniendo directamente en la división celular y el transporte de nutrientes hacia el fruto.

Los aspectos fundamentales de su exposición se resumen en: la estimulación del crecimiento, a través del uso de giberelinas para mejorar la retención de frutos y reducir desórdenes. Asimismo, el uso de auxinas de «engorde» y citoquininas para aumentar el calibre sin acelerar la maduración, activando genes que transportan azúcares al interior de la fruta.

Siguiendo con las temáticas del módulo manejo productivo, la “Interpretación de análisis de suelos y tejidos para cultivos de cítricos” fue presentada por el Dr. Juan Hirzel, investigador en fertilidad de suelos y nutrición vegetal, INIA Quilamapu. Mientras que el «Manejo de nemátodos fitoparásitos en limoneros. Conceptos exitosos. Como salir victoriosos de un ataque de nematodos fitoparásitos en limoneros”, fue entregado por el Dr. Juan Carlos Magunacelaya, nematólogo y asesor en temas de nematología agrícola.
Para Hirtzel el suelo se ubica como la base principal para lograr productividad y calidad en la fruta. Por ello, indicó que es fundamental que los productores conozcan los manejos que deben realizar en cuanto al manejo físico, químico y microbiológico del suelo. Magunacelaya se centró en proporcionar estrategias prácticas y basadas en la investigación para controlar eficazmente las poblaciones de nemátodos en huertos de cítricos, enfatizando la importancia de un enfoque integral.

Por su parte, Juan Ortúzar, presidente Comité de Cítricos de Frutas de Chile y gerente de investigación y desarrollo Westfalia Fruit, entregó el tema “Plantaciones de alta densidad en cítricos: ventajas y riesgos».
En este marco, planteó que las plantaciones de alta densidad son una estrategia clave para elevar la competitividad de la citricultura chilena, buscando alcanzar rendimientos estables de 40 toneladas por hectárea. Este sistema no solo maximiza la productividad por unidad de superficie, sino que optimiza el uso de insumos y facilita las labores, permitiendo una operación más eficiente en un mercado cada vez más exigente.

Sin embargo, Ortúzar advirtió que este modelo exige un manejo agronómico de alta precisión, especialmente en podas y riego, para evitar que la competencia por luz y nutrientes afecte el calibre de la fruta. El éxito de estas plantaciones, observó, depende de un equilibrio riguroso: obtener volúmenes superiores sin sacrificar la calidad comercial ni la sostenibilidad del suelo, evitando que los riesgos operativos terminen anulando las ventajas económicas de la intensificación.