Compartir
En 2024, la temperatura media global superó por primera vez los 1.5°C por encima de los niveles preindustriales, marcando un hito preocupante en el cambio climático (Organización Meteorológica Mundial, 2025). Chile está dentro de los 10 países más afectados por el cambio climático. Si bien somos responsables del 0,25% de las emisiones globales, cumplimos con 7 de las 9 condiciones de vulnerabilidad definidas por la ONU. Los efectos del calentamiento global, como el aumento de las temperaturas, eventos climáticos extremos y la pérdida de biodiversidad, están afectando a comunidades, ecosistemas y economías en todo el mundo.
Desde 2010, las regiones entre Coquimbo y La Araucanía han sufrido un déficit de precipitaciones cercano al 30 % respecto de los promedios históricos (CR2). En la zona centro-sur de Chile el déficit de lluvias ha estado entre 40-50 % y en regiones como la RM, Coquimbo y Maule hasta un 60 % (Revista Nothofagus) El 2019 fue un año especialmente crítico: déficit pluviométrico de 70-80 % en la zona central. Se ha observado una reducción del área de cultivo irrigado, disminución de rendimientos y pérdidas de calidad y cantidad en las cosechas (Xu, N. 2023).
Otro efecto del fenómeno crónico de sequía es la disminución de recursos hídricos superficiales y subterráneos, reduciendo la disponibilidad para riego (UNFCCC). También la baja en los niveles de embalses, en algunos casos con volúmenes 23 % menores a lo requerido (Dialogue Earth) y disminución del “greenness” de la vegetación natural (índices satelitales de vegetación muestran estrés en plantas y cultivos) (UNFCCC).
Los suelos contienen más carbono que la atmósfera y la vegetación juntos. La forma en que cultivamos y manejamos los suelos determina si ese carbono se mantiene almacenado o se libera como CO₂. La labranza intensiva, quema de rastrojos y residuos agrícolas, uso excesivo de fertilizantes nitrogenados y degradación y erosión del suelo contribuyen a una mayor liberación de carbono a la atmósfera agudizando los efectos indeseados del cambio climático sobre el agro.
Lo primero es mapear los riesgos climáticos (físicos y de transición) y qué tan vulnerable es la empresa en toda la cadena de valor. Además de empresas especialistas, hay mapas de riesgo agroclimático en la plataforma ArClim de forma gratuita, que incluyen diversos cultivos: almendro, cerezo, frijol, maíz, manzano rojo, nogales, ovinos, papa bajo riego, papa en secano, praderas, trigo bajo riego, trigo en secano, uva pisquera y vid cepa Chardonnay. Con esta herramienta es posible mapear los riesgos climáticos de cultivos según la ubicación de los campos y los requerimientos específicos de las plantas.
Posterior a la matriz de riesgos, toca proyectar escenarios de las variables climáticas en distintos escenarios a corto, mediano y largo plazo. Esta proyección -acompañada de una cuantificación financiera de la proyección de los riesgos- permite orientar la inversión futura hacia medidas de mitigación y adaptación, tales como: cambios en el manejo de suelos y en la selección de cultivos más apropiados según las futuras condiciones climáticas de la zona.
Fortalecer el agro ante el cambio climático requiere frenar prácticas que contribuyan a la alteración del clima y desarrollar planes de adaptación que se anticipen al comportamiento de variables claves para el negocio. Para profundizar en el tema, no tienes más que escribirnos.
Bibliografía:
Organización Meteorológica Mundial. (2025, 10 de enero). La Organización Meteorológica Mundial confirma que 2024 fue el año más cálido jamás registrado al superar en cerca de 1,55 °C los niveles preindustriales.
Xu, N. (2023). Impacts of the Major Drought in Chile and Mitigation Measures. E3S Web of Conferences, volumen 424, artículo 02002.
Revista Nothofagus, Vol. 9 Núm. 3 (2024): Humedales Urbanos y Viviendas Sociales en la región de Los Lagos.
UNFCCC. (2024). Chile’s Standing Committee on Finance. United Nations Framework Convention on Climate Change.
Guzmán, L. (2019, October 11). Chile’s mega-drought rolls on. Dialogue Earth.