Los enfoques de sistemas o “Systemas Approach” constituyen una estrategia basada en la aplicación de varias etapas sucesivas, las cuales en conjunto proporcionan una sólida protección contra las plagas vegetales, durante el movimiento de plantas o productos entre países. Y por ello, analizar la situación e implementación de estas medidas fitosanitarias fue el punto de unión para los alrededor de 200 representantes de las agencias fitosanitarias de Europa, Asia, África, Latinoamérica y Norteamérica, en el “Taller Mundial de la CIPF sobre Enfoques Sistémicos: Avanzando en la comprensión e implementación de medidas integradas para la gestión del riesgo de plagas”.
El evento se realizó en Santiago desde 01 al 04 de diciembre 2025, fue organizado por la Secretaría de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), en colaboración con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Servicio Agrícola y Ganadero de Chile (SAG) y el Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE), contando con el apoyo de las agencias fitosanitarias de EEUU y Canadá.
En este marco, Miguel Canala-Echeverría presentó la visión del sector privado, respecto al Systems Approach. Durante su exposición, junto con explicar la importancia que las exportaciones frutícolas tienen para el país y la generación de empleos, relevó que como asociación, Frutas de Chile, tiene como misión central facilitar el proceso exportador, lo cual incluye la promoción internacional, la apertura y defensa de mercados externos, así como la administración de convenios fitosanitarios; y es en este punto donde el establecimiento de protocolos globales como el Systems Approach se vuelven claves para facilitar el proceso exportador e importador de alimentos, y para cuya implementación es fundamental el trabajo colaborativo público-privado.
En este sentido, Canala-Echeverría destacó: “Los enfoques de sistemas, sin lugar a dudas, han sido y son claves para el desarrollo y crecimiento global de la comercialización de alimentos, pero en su implementación también es fundamental la inclusión del sector privado. Y ello, por varias razones claves. Primero que todo, somos los implementadores de la norma, pues las normas sanitarias se crean para que alguien las aplique, y ese «alguien» es el sector privado (productores y exportadores)”.

En segundo término, y estrechamente ligado al anterior, describió la necesidad de una asociatividad y complementación muy cercana entre quienes fijan la norma (agencias regulatorias) y quienes deben cumplirla (el sector privado). “Si esta relación no es estrecha y coordinada, las normas no van a ser útiles, no se van a poder aplicar», dijo.
Asimismo, el profesional indicó que la inclusión del sector privado asegura la viabilidad operacional de las medidas. “El sector privado, a través de organizaciones como Frutas de Chile, colabora con la agencia reguladora chilena, el SAG, para indicar si lo que se está negociando internacionalmente es operacionalmente viable de implementar en la práctica, y esto ha sido muy importante para avanzar en soluciones reales y que sirvan. A la vez, como sector privado no solo opinamos, sino que también colaboramos con recursos y con investigaciones, a través de entidades como la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF) para generar los antecedentes técnicos que el SAG necesita para sustentar sus negociaciones fitosanitarias”, observó.
En este marco de colaboración, el representante de Frutas de Chile promovió el uso de nuevas tecnologías para el control de plagas, específicamente: destacando el eFUME™ (Formiato de Etilo), molécula que ha demostrado un amplio espectro de control de plagas (distintas a la mosca de la fruta), no daña el producto y no daña el medio ambiente. Además, está aprobada por la EPA en EEUU y el sector frutícola busca que más agencias la incorporen en sus manuales.
En resumen, “el mensaje principal es que los privados son «básicos» para garantizar que las regulaciones no solo sean técnicamente sólidas, sino también prácticas y aplicables en el comercio”, remarcó.
Durante su presentación, Canala-Echeverría también explicó que el System Approach (Enfoque de Sistemas) en Chile comenzó a ser implementado desde 1997, siendo el kiwi -para su envío a Estados Unidos-, el primer producto en implementarlo. “Hoy, más de nueve países lo utilizan con la industria frutícola chilena”, puntualizó.
El gerente de Frutas de Chile destacó, además que el System Approach es una respuesta efectiva a dos preguntas fundamentales: ¿Cómo se concilian los requisitos fitosanitarios con el comercio? y ¿Cómo los requisitos fitosanitarios son compatibles con el medio ambiente y los consumidores?
“Este mecanismo es preferido por la industria por ser más amigable que los tratamientos cuarentenarios tradicionales, como el bromuro de metilo y la irradiación, que a menudo son de alto costo o pueden dañar el producto”, fundamentó.
Al finalizar su presentación remarcó que el objetivo final de todos los presentes es evitar que las plagas se transformen en barreras al comercio, promoviendo mecanismos que reduzcan el riesgo y, a la vez, entreguen un producto seguro y de mejor calidad al consumidor. “Y por esto debemos trabajar colaborativamente, hacia ese mismo objetivo”, cerró.
Redacción News Frutas de Chile