Magic Seas, un granelero con bandera de Liberia operado por la naviera griega Allseas Marine, que sufrió un violento ataque el domingo 7 de julio en el Mar Rojo, cerca de Hodeidah, Yemen. El incidente, atribuido a la milicia hutí de Yemen, ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad en las rutas comerciales vitales y el recrudecimiento de la guerra en la región.
El buque, que transportaba fertilizantes e hierro desde China hacia Turquía, fue emboscado por drones y embarcaciones rápidas. Según informes de la firma de seguridad marítima Ambrey, el ataque duró más de cuatro horas e incluyó disparos de ametralladoras, granadas propulsadas por cohete y el impacto de drones de superficie no tripulados (USV) que dejaron al buque sin propulsión, inundado y en llamas.
Los 22 tripulantes, de nacionalidad griega y filipina, emitieron una llamada de auxilio y fueron rescatados sin heridos por una nave mercante gracias a la rápida coordinación de la operación EUNAVFOR Atalanta.
Este ataque marca un punto de inflexión. Aunque la naviera aseguró que el Magic Seas no tenía conexión con puertos israelíes en su trayecto actual, los hutíes —que se adjudicaron la acción— afirmaron que embarcaciones de la misma firma habían operado recientemente en Israel, lo que bastó para incluirlas en su «lista negra».
Desde octubre de 2023, más de 100 buques mercantes han sido atacados en el Mar Rojo y el Golfo de Adén, resultando en dos hundidos, uno secuestrado y al menos cuatro marinos fallecidos. El incidente del Magic Seas es el primero confirmado de 2025, evidenciando una escalada que ha obligado a grandes navieras a desviar sus rutas por el Cabo de Buena Esperanza, aumentando los tiempos de tránsito y los costos logísticos.
El Mar Rojo es una arteria comercial global crucial por donde transita el 12% del comercio marítimo mundial. Este ataque disipa cualquier expectativa de una pronta normalización en la región y subraya que la inestabilidad geopolítica continúa afectando directamente el flujo del comercio internacional.
