Las papayas chilenas están disponibles de junio a diciembre. La fruta madura de la papaya suele comerse cruda, sin piel ni semillas. Deliciosamente dulce, con matices almizclados y una consistencia suave como la mantequilla, no es de extrañar que Cristóbal Colón la llamara la «fruta de los ángeles». Aunque es buena como complemento de ensaladas y zumos, una de las mejores formas de disfrutar de la papaya es cortarla como un melón y comerla sola.